La situación actual referente al excesivo consumo de energía que estamos realizando en el planeta y el daño ecológico que este ocasiona, es motivo de preocupación y por ello cada vez mas se intenta mejorar en la optimización del gasto energético que supone la climatización de la vivienda, para ello un factor primordial es el aislamiento. En España entorno al 70 % de la energía consumida a nivel doméstico corresponde a climatización y agua caliente sanitaria. Por tanto la mejoría en aislamiento reduciría el consumo a nivel particular y mejoraría las cifras a nivel global.
El aislamiento térmico en una vivienda abarca una amplia gama de diferentes materiales, que se aplican como elementos constructivos en los cerramientos para conseguir aislar el interior de un espacio habitado del exterior.
Los diferentes materiales aislantes térmicos se caracterizan por tener una baja conductividad térmica, esta es la propiedad del material que mide la capacidad de conducción de calor.
Básicamente los distintos tipos de aislamiento térmico que podemos emplear en los cerramientos de una vivienda los podemos agrupar en dos. Por un lado estarían los que se componen por filamentos, como la lana mineral (material fabricado a partir de la roca volcánica) o la fibra de vidrio (material compuesto por filamentos poliméricos basados en dióxido de silicio. Por otro lado estarían los celulares, estos se componen de materiales que se conforman por celdas, pudiéndose formar piezas en placas que pueden ser rígidas o flexibles, también se puede aplicar este tipo de material proyectado in situ. Los mas comunes en la construcción son el poliuretano proyectado, el poliestireno extruido y el poliestireno expandido.
Lana mineral:
Los productos de lana de roca no retienen el agua y ofrecen una buena permeabilidad al vapor de agua.
Mejoran el aislamiento acústico.
La instalación es fácil y rápida.
Es ignífugo, por lo tanto nos ofrece seguridad en caso de incendio.
Es químicamente inerte.
Respetuoso con el medio ambiente.
Fibra de vidrio:
No retienen el agua.
Ofrece aislamiento acústico a la vez que térmico.
Ignífugo, por lo que nos da seguridad frente al fuego.
Poliuretano:
Espuma rígida y ligera con mas del 90% de las celdas que la componen cerradas.
Muy buen coeficiente de conductividad térmica (muy aislante)
Excelente adherencia sobre cualquier superficie.
Como desventaja debemos señalar el alto grado de combustión.
Poliestireno extruido:
Duradero en el tiempo, resistente al agua, no se pudre.
Altas prestaciones mecánicas, se puede utilizar en cubiertas invertidas sobre la lámina impermeabilizante, mejorando la durabilidad de esta.
El acabado lateral puede ser machihembrado, permitiendo garantizar la continuidad del aislamiento.
Valores de conductividad térmica entre 0,033 W/mk y 0,036 W/mk
El acabado acanalado es ideal para cubiertas inclinadas bajo teja.
Poliestireno expandido:
Material de aligeramiento y aislamiento térmico.
Aunque comparte muchas propiedades con el poliestireno extruido, los valores de conductividad térmica son peores, así como una menor resistencia mecánica.
Al tener el poro abierto absorbe la humedad.
Ante la pregunta que todos nos podemos hacer sobre cual elegir, lo primero que debemos tener en cuenta es la conductividad, esta es la capacidad del material para conducir el calor, cuanto menor sea el valor de conductividad mejor será el aislamiento.
Dependiendo del punto donde se quiera colocar, también deberemos prestar atención a otros factores como la densidad, la rigidez estructural o la resistencia. Por ejemplo, si el punto donde queremos poner el aislamiento es susceptible de sufrir humedades, debemos elegir un aislamiento que no absorba la humedad, ya que esta aumentaría la conductividad del aislamiento y por consiguiente se vería mermada la funcionalidad del material.